Los pies agrietados pueden ser incómodos y dolorosos, pero por lo general pueden tratarse fácilmente en casa. Aquí hay algunos consejos que pueden ayudar a curar los pies agrietados:
Remoja tus pies en agua tibia durante unos 15-20 minutos para suavizar la piel agrietada.
Usa una piedra pómez para frotar suavemente las áreas agrietadas y eliminar la piel muerta.
Hidrata tus pies con una crema humectante espesa. Aplica la crema después del baño, cuando la piel todavía esté húmeda, para ayudar a retener la humedad.
Usa calcetines de algodón suaves para mantener los pies hidratados durante la noche.
Evita el uso de zapatos abiertos o sandalias que puedan resecar la piel.
Bebe mucha agua para mantener tu cuerpo hidratado y ayudar a tu piel a mantener su elasticidad.
Si los pies agrietados no mejoran después de unos días de tratamiento en casa, o si tienes dolor o sangrado en las grietas, es importante buscar atención médica. Puede ser necesario un tratamiento más agresivo para evitar infecciones o problemas más graves en los pies.
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